Lo que no miramos
El tema central y punta pie de este proyecto es la belleza y su contexto, que está abordado desde la hipótesis inicial de que no solo los cánones son los que nos marcan la misma, sino que muchas veces necesitamos verla en los marcos adecuados para apreciarla.
Otro de los temas relevantes que se encuentran implícitos en el proyecto es el de los inmigrantes y sus derechos, lo que lleva a una reflexión sobre las fronteras. Los límites y fronteras más importantes que se exponen en el proyecto son las del racismo, que no se ven ni están pautadas, pero si se sienten y se sufren.
Las fotografías juegan con la dualidad entre ser fotos de calle y una producción editorial, éstas últimas donde los modelos negros son históricamente relegados.
El proyecto da una mirada sobre las diferentes posibilidades que tienen las personas, dependiendo de las oportunidades que tuvieron en la vida, ya sea por su país de origen, su educación, su nivel económico e incluso su color de piel o religión.
Djibi, el protagonista de este proyecto, era un mantero (vendedor ambulante) senegalés de 22 años.
Al igual que sus productos, fue situado sobre una manta en los puntos turísticos de la ciudad.